“La acción mas pequeña hace mucho mas que la intención mas grande”.
La otra cara de Panamá
Panamá definitivamente es un hermoso país con múltiples culturas y tradiciones, y hoy, te contaré el relato de un viaje que nos cambió para siempre: la jornada a Garachiné, Darién. Garachiné no está en Google Maps como un destino turístico. Es un pueblo al que solo se llega en lancha, después de dos horas de navegar desde Puerto Kimba, en Darién. No hay carreteras, ni tiendas, ni señal de celular. Solo hay mar, manglares y una pregunta flotando en el aire: ¿Cómo vive una comunidad que el mundo parece haber olvidado?

Llegada a Garachiné
Luego de dos horas en lancha, llegamos a Garachiné, la bienvenida fue hermosa. Nos recibieron los niños del pueblo con los brazos abiertos, donde la bienvenida tuvo risas y bailes que se mezclaban con el sonido de las olas. Los niños no preguntaron por qué estábamos allí. Simplemente nos tomaron de la mano y nos enseñaron algo: la alegría se encuentra en los momentos más simples.
Al llegar, el sacerdote del pueblo nos guió por el pueblo. Casas sencillas, calles de tierra y familias que vivían en pequeñas viviendas pero llenas de amor. Nuestra visita no era solamente una entrega de donaciones, era un puente entre dos Panamás. La simplicidad de este pueblo, la calidad del aire y la ternura de las personas en conjunto con la suave brisa del mar y la paz que trae vivir más con menos me dejó pensando en la complejidad de nuestras vidas cotidianas, donde buscamos cada vez más placer y recompensas, donde no nos conformamos con lo que tenemos, cuando lo que realmente necesitamos es parar un momento, mirar nuestro alrededor, respirar, y vivir el presente, desde sus elementos más simples, como el sonido del viento, el cantar de los pájaros, la risa de un desconocido, el abrazo de un ser querido. Todo lo que tenemos ya lo necesitamos, y los pueblerinos de Garachiné me hicieron confirmar esto.
Luego, llegó el momento de entregar las donaciones. Todos los niños se emocionaron al momento que vieron las cajas con juguetes, ropa, y por supuesto, ¡snacks! Los niños formaron filas ordenadas, mientras sus ojos brillaban al ver los regalos que les teníamos. A su vez, los padres de familia expresaban su agradecimiento hacía las personas que realizaron estas donaciones. Si estas leyendo esto y fuiste de las personas que aportó su granito de arena para esta comunidad, quiero agradecerte yo también.
Pero hay algo que no he mencionado… Mas que la alegría que les trajo las donaciones que les llevamos, el cálido acto de amor al jugar con los niños, escuchar las historias de los pueblerinos y querer aprender de Garachiné fue lo que verdaderamente llenó sus corazones de gratitud, fue lo que llenó mi corazón.

La felicidad está en los pequeños detalles
Garachiné nos demostró que el cambio real surge de la acción, no de las palabras, y que la esencia del vivir está en apreciar los pequeños momentos y vivir el presente. Gracias a las donaciones de estudiantes de la Universidad Marítima Internacional de Panamá y al esfuerzo de nuestro equipo, logramos llevar esperanza a un rincón de Panamá que muchos ignoran. Pero esto no termina aquí: cada juguete entregado, cada conversación con los pobladores y cada promesa cumplida son solo el primer paso. Ahora necesitamos más manos: donantes que apoyen, jóvenes que se unan a las próximas jornadas y personas que compartan estas historias. Cuento contigo.

0 Comments