Desde que fundamos Wonder Panamá, sabía que nos enfrentaríamos a historias impactantes, pero nunca imaginé lo mucho que podría marcarme esta segunda gira hacia Darién. Volver al campo de refugiados de San Vicente fue como regresar a una realidad que a muchos les gustaría ignorar, pero que para quienes estamos aquí, ayudando, se ha vuelto imposible de olvidar.
Organización y Logística de la Gira
Luego de unos meses de vuelta en la universidad, decidimos regresar a Darién, pero esta vez con muchas más donaciones. Las donaciones se recopilaron en instituciones clave como ISAE, QLU y el Colegio St. Mary, además de contar con el generoso aporte de personas que donaron de manera independiente. Todo el material recaudado fue entregado a HIAS, asegurando que la ayuda llegara a quienes más lo necesitan en los albergues y centros de acogida. Además de la asistencia material –la cual incluyó alimentos, ropa, juguetes, útiles de aseo y productos de higiene como pañales–, también se brindó apoyo psicológico, reconociendo la importancia de cuidar el bienestar emocional de los migrantes. Este esfuerzo se vio fortalecido gracias a la colaboración de entidades como SENAFRONT, Migración e ISAE, quienes se sumaron a la causa para potenciar el alcance de la ayuda.

Foto del transporte brindado por SENAFRONT para transportar las donaciones.
El Viaje Desgarrador de Tanim
Entre los cientos de rostros que conocimos, hubo dos encuentros que dejaron una huella imborrable en mi corazón. Uno de ellos fue con Tanim, un hombre afgano que viajaba con su esposa y sus hijos. Su historia me golpeó con una fuerza indescriptible. Antes de huir, Tanim había sido profesor en Afganistán y trabajó en la embajada de Estados Unidos. Sin embargo, cuando EE.UU. retiró su presencia del país y los talibanes retomaron el poder, la vida de Tanim y su familia corrió peligro. Ser alguien que había colaborado con el gobierno estadounidense lo convirtió en un blanco. No tuvo otra opción que huir. Escucharlo contar sobre su travesía a través de la selva del Darién fue estremecedor. Vieron la muerte de cerca, caminaron entre cuerpos de personas que no lograron cruzar, sintieron el miedo constante de que ellos fueran los siguientes. Y, aun así, aquí estaban, buscando esperanza, aferrándose a la posibilidad de un futuro mejor.

Foto de Tanim conversando con el equipo de Wonder Panamá.
El Dolor de una Familia Venezolana
Luego, me encontré con un grupo de migrantes venezolanos. Había escuchado sobre lo duro que es para ellos el viaje, pero nunca lo había comprendido del todo hasta que me miraron a los ojos y me contaron su historia. Me hablaron de una familia entera que fue asesinada en medio de la selva. Sin explicaciones, sin justicia. Solo quedaron los cuerpos y el silencio de la selva tragándose su historia. Ver la desesperación en sus rostros, la rabia contenida, el dolor que cargaban, me hizo sentir impotente.

Foto del equipo Wonder Panamá conversando con un grupo de migrantes venezolanos.
Reflexiones: Más Allá de las Fronteras
Es difícil describir lo que se siente estar ahí, en ese lugar donde las fronteras se desdibujan y solo quedan seres humanos tratando de sobrevivir. No hay países, no hay pasaportes, no hay diferencias. Solo hay personas, con sueños y miedo, con ganas de vivir. Esta segunda gira me cambió. No es solo el trabajo de llevar donaciones o brindar apoyo psicológico. Es entender que esas personas podrían ser cualquiera de nosotros. Es mirarlos a los ojos y ver nuestra propia humanidad reflejada en ellos. Y es, sobre todo, saber que, aunque no podemos cambiar su pasado, sí podemos darles un poco de esperanza para el futuro.

Foto del equipo Wonder Panamá en el Albergue San Vicente, Metetí.
Impacto y Llamado a la Acción
La “Segunda Gira Migrantes” se materializó como una respuesta directa a la necesidad de apoyo en un contexto de crisis. La acción conjunta de la comunidad, las instituciones educativas y diversas organizaciones permitió llevar asistencia humanitaria a un sector vulnerable de nuestra sociedad. Este esfuerzo, impulsado por la convicción de que cada aporte cuenta, no solo alivió necesidades inmediatas, sino que también sirvió de llamada a la acción para otros jóvenes comprometidos con un mejor Panamá.
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